Clasif. B
Actualmente, la gasolina de 87 octanos (Magna) en México recibe un subsidio que hace que su precio sea más bajo que el que tiene en Estados Unidos. Esta es una política nociva que carece de racionalidad económica.
El aumento internacional en el precio del petróleo ha provocado aumentos significativos en el precio de la gasolina en casi todo el mundo. Sin embargo, en México el precio de la gasolina se actualiza a una tasa anualizada de 4 por ciento con excepción de la que se vende en la frontera que, normalmente, coincide con el precio que tiene en el país fronterizo para evitar que los automovilistas crucen la frontera para llenar sus tanques en donde se vende más barato el combustible.
A partir del 6 de mayo se modificó la forma en que se fija el precio de la gasolina en la frontera norte haciendo que coincida con el nivel mínimo que registró en la semana del 11 al 17 de abril de 2006. Este cambio implica una caída en el precio de la gasolina fronteriza.
Una parte de los mayores ingresos gubernamentales derivados del aumento en el precio del petróleo se desperdician en un subsidio a la gasolina en lugar de usarse para algún fin benéfico para el país.
Existen dos razones principales por las cuales el subsidio a la gasolina es perjudicial para el país. La primera es que el subsidio se entrega a los estratos más ricos de la población (aquéllos que tienen coche) por lo que empeora la distribución del ingreso. La otra razón es que se subsidia una actividad altamente contaminante con lo que se promueve el deterioro ambiental del país (del planeta).
El gobierno debería hacer justo lo opuesto: aumentar los impuestos que cobra sobre el consumo de la gasolina. Para subsanar la escasez de recursos que enfrenta el gobierno, se ha propuesto gravar a las medicinas y a los alimentos, medida que afectaría a las familias pobres del país que dedican una alta proporción de su ingreso a su alimentación. Sería mejor obtener una parte de los ingresos que necesita el gobierno con un impuesto a la gasolina que pagarían los que tienen mayores ingresos y que tendría el efecto de desalentar el uso del automóvil y sus efectos contaminantes.
Gregory Mankiw ha encontrado
más razones para aumentar los impuestos sobre la gasolina, aunque algunas son más importantes para Estados Unidos que para México. Mankiw también se ha dedicado a coleccionar economistas destacados que apoyan un aumento en los impuestos a la gasolina, a este grupo lo llama
el Club Pigou.En México se hace lo contrario. Lo más extraño es que los funcionarios más importantes de la Secretaría de Hacienda son aversos a distorsionar los precios a través de impuestos no generalizados y subsidios, pero subsidian uno de los bienes que mayores efectos colaterales negativos (externalidades negativas) tienen. ¡Maldita sea!