14 octubre, 2005

Instituciones y desarrollo.

Clasif. B
El ensayo que reproduzco a continuación es un poco largo pero explica un punto que me parece muy importante y se refiere a la importancia de las instituciones en el desempeño económico de los países.
Desde la aparición de la Riqueza de las Naciones en 1776 hasta la fecha, la búsqueda de la política económica más adecuada para el desarrollo de un país se ha centrado en la polémica entre quienes defienden el libre mercado y los que apoyan la intervención gubernamental en la economía.

A pesar de que la discusión se ha prolongado por más de doscientos años, todavía no existe una respuesta satisfactoria a la disyuntiva entre mercado y planificación central porque tanto la evidencia teórica como la econométrica y la histórica no son concluyentes. Por ejemplo, en lo referente a la historia económica, hay países que se caracterizan por ser defensores del libre mercado y que han tenido muy buenos resultados económicos, el ejemplo más claro son los Estados Unidos de América; también hay países cuyos gobiernos participan de forma importante en la economía y que han logrado un alto grado de desarrollo económico como Japón.

En mi opinión, la controversia entre mercado libre y estado interventor no se ha podido resolver porque es un debate incompleto. Lo que falta por considerar es que tanto el estado como el mercado están limitados por un marco institucional que define las actividades permitidas y las más convenientes dentro de una sociedad.

Para desarrollar más claramente la idea se expone, a continuación, un esquema desarrollado por Williamson (2000) en el que se tienen cuatro niveles de análisis social. Los niveles, ordenados de forma decreciente de acuerdo con su nivel de rigidez, son1

1. Cultura y reglas informales
2. Reglas formales
3. La forma en que se hacen cumplir las reglas
4. Asignación de recursos.

El orden descendente de rigidez se refiere a que lo más difícil de cambiar es la cultura de un país, de hecho puede tomar cientos o miles de años; mientras que la asignación de recursos es la que más fácilmente se modifica, cambia de forma continua.

Más importante aún es que el orden en que se presentan los niveles de análisis representa que el nivel uno determina el conjunto de opciones que se tiene en el nivel dos, el nivel dos lo que está permitido en el tres y éste lo que se autoriza hacer en el cuatro. Es decir, los resultados en un nivel dependen de lo establecido en los niveles anteriores.

Las reglas formales en una sociedad no tendrán sentido ni funcionarán si contradicen a los preceptos culturales compartidos por los individuos que viven en ella; a su vez, la forma de los contratos, la manera en que se lleven a cabo las transacciones y la resolución de conflictos y disputas dependen de las reglas en que se basen; por último, la asignación de recursos dependerá de los contratos, la estructura de las transacciones y la resolución de conflictos, es decir, de la forma en que se hacen cumplir las reglas.

La argumentación anterior muestra que la discusión entre estado interventor y mercado libre no toma en cuenta algunos factores que son muy importantes para el desempeño económico de las naciones. La controversia se concentra exclusivamente en dos formas alternativas de asignación de recursos en la economía, pero no toma en cuenta que los resultados de la asignación dependen, también, de los tres niveles de análisis social anteriores.

En este punto es necesario incluir en el análisis una definición formal de instituciones. Siguiendo a North (1990) se definirá a las instituciones como las reglas tanto formales como informales que rigen a una economía, así como la manera en que se llevan a la práctica dichas reglas.

A la luz del argumento anterior pareciera difícil entender por qué no fue sino hasta después de 1980 cuando el análisis institucional tomó fuerza como parte del estudio de la economía. Las instituciones no se consideraban importantes porque el análisis económico neoclásico supone que una vez que los agentes usan la información contenida en el sistema de precios para formar sus planes de consumo y producción las transacciones se llevan a cabo sin ningún costo.

Sin embargo, en las economías actuales los costos de transacción son muy importantes2. Una causa de la existencia de costos de transacción es la dificultad para medir las características de los bienes: si es costoso para las personas conocer los atributos de los bienes que se intercambian es necesario contar, por un lado, con reglas que definan bajo qué condiciones se van a llevar a cabo los intercambios y, por otro lado, con mecanismos para resolver los conflictos derivados de transacciones que no dejen satisfecha a alguna de las partes. En otras palabras, los costos de transacción deben ser atenuados por instituciones que hagan posible el intercambio.

Las instituciones ayudan a mitigar los costos derivados de medir las características de las mercancías proveyendo un marco normativo que regule los bienes que se intercambian, obligando el cumplimiento de los contratos, resolviendo disputas, imponiendo castigos a quienes no cumplan los acuerdos o violen las reglas y estableciendo compensaciones a quienes resulten perjudicados.

Al delimitar cuáles son las actividades y habilidades que ofrecen mayores recompensas y cuáles actividades están restringidas, las instituciones en una sociedad establecen incentivos para que las personas desarrollen cierto tipo de habilidades y emprendan cierto tipo de actividades según su conveniencia en el marco institucional establecido.

Por ejemplo, si las instituciones en una sociedad no castigan debidamente la piratería y, por el contrario, consienten que esta actividad se convierta en un medio sencillo de obtener ganancias, muchos individuos en esta sociedad se dedicarán a la piratería.

Las instituciones prevalecientes en una sociedad son diseñadas por grupos de personas. Diferentes grupos de personas tendrán diferentes intereses y, por lo tanto, desearán establecer diferentes tipos de instituciones. Los grupos que tengan un mayor poder de negociación serán los que crearán o reformarán las instituciones para que promuevan sus propios intereses; de esta forma, las instituciones existentes en una sociedad no tienen por qué ser las que produzcan resultados más eficientes para la toda sociedad. El funcionamiento de las economías está estrechamente relacionado con la clase de incentivos que producen sus instituciones.

Hay ejemplos de países que funcionan bien (los desarrollados) o, cuando menos, mejor que otros (los subdesarrollados). Lo más lógico sería pensar que los países que tienen peor rendimiento copiarán las instituciones de aquéllos que han producido mejores resultados; sin embargo, esto no ha sucedido o no ha funcionado y es útil intentar explicar por qué.

Los individuos que han vivido bajo un marco institucional defectuoso han desarrollado habilidades y emprendido actividades que, a pesar de ser la mejor respuesta a instituciones deficientes, no son útiles dentro de un marco institucional más eficiente aunque éste sea mejor que el anterior para la sociedad; por lo tanto, estos individuos se opondrán al cambio.

Las personas se resistirán a copiar las instituciones de los países más avanzados porque lo que hacen y lo que mejor saben hacer es resultado de un marco institucional deficiente y puede resultar muy difícil que se adapten exitosamente a un conjunto de instituciones más eficiente.

Una economía que ha creado incentivos negativos ha desarrollado individuos que han respondido a esos incentivos y que no desearán que se cambien porque los perjudicará en lo particular aunque se tenga un resultado socialmente deseable; una sociedad que se dedica a la piratería se opondrá al combate a la piratería.

Como las personas se resisten al cambio es muy difícil imponer nuevas instituciones y aún cuando éstas cambien es posible que no funcionen correctamente porque las personas no las aceptan y buscarán formas de evitar sus consecuencias o las ignorarán de forma que se volverán inservibles.

El razonamiento anterior muestra que las instituciones sufren del fenómeno de “dependencia de la trayectoria”; es decir, si una economía ha desarrollado instituciones ineficientes será difícil que las cambie por otras más eficientes porque los individuos se habrán adaptado a esta situación y no consentirán fácilmente un cambio de régimen. También las instituciones eficientes tenderán a perpetuarse.

La conclusión primordial de este ensayo es que el desempeño a largo plazo de las economías está determinado de forma muy importante por las instituciones que prevalecen en ellas. Así, al buscar que una economía logre los más altos niveles de desarrollo posible es indispensable prestar atención al funcionamiento de sus instituciones.

Referencias bibliográficas.

North, Douglass C. (1981) Structure and Change in Economic History. W.W. Norton & Co., New York.

North, Douglass C. (1990) Institutions, Institutional change, and Economic Performance. Cambridge University Press, New York.

Williamson, Oliver E. (2000) “The New Institutional Economics: Taking Stock, Looking Ahead” Journal of Economic Literature. Vol. XXXVIII pp. 595-613.

1 Los nombres que se les dan a los niveles no corresponden a la exposición de Williamson porque se han adecuado a la definición de instituciones de North descrita más adelante.

2 En un trabajo titulado “Measuring the Transaction Sector in the American Economy, 1870-1970”, Wallis y North encontraron que el 45% del ingreso nacional en Estados Unidos en 1970 se usaba para poder llevar a cabo las transacciones.

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